Lo que creemos
En la sección Artículos de Fe de la IeanJesús España, compartimos las creencias fundamentales que guían nuestra vida cristiana.
Artículos de fe
Creemos que la Biblia es inspirada por Dios, la infalible Palabra de Dios. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” 2 Timoteo 3:16.
La Biblia es la única autoridad dada por Dios que el hombre posee y, por lo tanto, toda doctrina, fe, esperanza y toda instrucción para la Iglesia debe basarse en la Biblia y estar en armonía con ella.
Debe ser leída y estudiada por todos los hombres y no puede ser plenamente comprendida sino bajo dirección del Espíritu Santo. “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” Lucas 24:45.
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” 2 Pedro 1:19-21.
Creemos en el único Dios viviente, eterno, infinito en poder, santo en naturaleza, atributos y propósitos, y que posee divinidad absoluta e indivisible.
La Escritura afirma, asume y declara que el conocimiento de Dios es universal:
«Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.» Romanos 1:19-20.
«Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;» Romanos 1:28.
«Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.» Romanos 1:32.
«Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos.» Romanos 2:15.
Dios es indivisible, inmaterial, sin partes, sin cuerpo y, por lo tanto, libre de toda limitación.
«Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.» Juan 4:24.
El primer mandamiento de todos es:
«Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.» Marcos 12:29.
«Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.» Deuteronomio 6:4.
«Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.» Efesios 4:6.
Dios, en su amor y misericordia, ha hablado a la humanidad a lo largo de la historia, revelándose de diversas maneras.
«Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otros tiempos a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo». Hebreos 1:1-2
El Dios invisible prometió darse a conocer, y lo cumplió mediante el cuerpo que Él empleó para la realización de su obra.
«A través del velo, esto es, de su carne». Hebreos 10:20
Desde la eternidad, el plan de Dios estaba trazado. Él mismo preparó un cuerpo para cumplir su propósito redentor:
«Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí». Hebreos 10:5-7
La Deidad de Jesucristo
Creemos firmemente que Jesús es Dios:
- «Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!». Juan 20:28
- «De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén». Romanos 9:5
- «Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna». 1 Juan 5:20
Creemos que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre:
- «Cierto principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Lucas 18:18
- «Y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre». Juan 5:27
- «El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo». 1 Corintios 15:47
La Manifestación de Dios en Cristo
El único Dios verdadero se manifestó en el Antiguo Testamento de diversas maneras, en el Hijo cuando caminó entre los hombres, y como el Espíritu Santo después de su ascensión.
Jehová, el Dios del Antiguo Testamento, tomó la forma de hombre y nació de la Virgen María, haciéndose el Hijo del Hombre. Así lo afirma el apóstol Pablo:
«E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria». 1 Timoteo 3:16
A pesar de venir a su propio pueblo, muchos no le reconocieron:
«A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron». Juan 1:11
Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo:
«Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados…».
2 Corintios 5:19
La Plenitud de la Deidad en Cristo
Creemos y confesamos que en Jesús habita toda la plenitud de Dios:
«Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad». Colosenses 2:9
«Por cuanto agradó al Padre que en Él habitase toda la plenitud». Colosenses 1:19
Por lo tanto, Jesús, en su humanidad, era completamente hombre; pero en su divinidad, era y es completamente Dios. Su carne fue el sacrificio perfecto, el Cordero de Dios, y Él es el único mediador entre Dios y los hombres:
«Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre». 1 Timoteo 2:5
Jesús, por parte de su Padre, era divino; por parte de su madre, era humano. Por esta razón, fue conocido tanto como el Hijo de Dios como el Hijo del Hombre, el Dios hecho carne.
«Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a Él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a Él todas las cosas». 1 Corintios 15:27
«Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos». 1 Corintios 15:28
Jesús no es solo un profeta, ni un maestro, ni un líder religioso; Él es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el Todopoderoso:
«Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso». Apocalipsis 1:8
Dios se manifestó con diversos títulos en el Antiguo Testamento, como Elohim, Dios, el Todopoderoso, El Shaddai, Jehová y, de manera especial, el Señor Jehová, su nombre redentor.
«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz». Isaías 9:6
Esta profecía se cumplió con el nacimiento del Hijo de Dios: «Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros». Mateo 1:21-23
«Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos». Hechos 4:12
En el principio, Dios creó al hombre inocente, puro y santo.
«Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó, y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día que fueron creados». Génesis 5:1-2
Jesús confirmó este diseño divino: «Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo?». Mateo 19:4
Por el pecado de desobediencia, Adán y Eva cayeron de su estado santo, y Dios los expulsó del Edén. Desde entonces, por la desobediencia de un hombre, el pecado entró en el mundo.
«He aquí, solamente esto he hallado: Que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones». Eclesiastés 7:29
«Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios». Romanos 3:23
«Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron». Romanos 5:12
«Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos». Romanos 5:19
La gracia es el favor inmerecido por el cual Dios rescata al hombre, habilitándole para una vida nueva, pasando por alto en su paciencia los pecados pasados. Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados. Romanos 3:24-25
«Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente.» Tito 2:11-12
«Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.» Juan 1:17
El cristiano debe guardarse en la gracia y en el amor de Dios para conservar su salvación. Cuando una persona comete trasgresión y peca contra Dios, pierde su favor. Y si continúa cometiendo pecado y no se arrepiente, finalmente se perderá y será lanzado al lago de fuego (léase Juan 15:2; y 2ª Pedro 2:20-21). Judas habla de los que tomaron atrás en su día y de su recompensa (léase Hebreos 6:4-6).
«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios.» Efesios 2:8
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